Estelí, 11 de abril del 2005
A Nicaragua un país con riquezas inimaginables, lo tiene empobrecido casi en la miseria, la voracidad insaciable de cúpulas de poderes políticos, civiles y religiosos; en este momento está pasando una crisis económica horrorosa y sangrientamente manipulada por pequeños sectores pudientes de las diferentes tendencias. Dentro de una desigualdad escalofriante, pequeñas minorías gobernantes que no conocen dificultades de ninguna especie exprimen sin ninguna compasión a las grandes mayorías de una población que se ahoga sin esperanzas de salvación en un mar de indiferencia sin precedente.
Mientras esa minoría devenga salarios con montos con promedios de cinco mil dólares mensuales con agregados extras más tarjetas de crédito, combustible, carros y conductores, existe parte de una gran mayoría con salarios de sesenta dólares mensuales o menos, teniendo que pagar los servicios básicos obligatorios, como alimentación, salud, educación, agua, luz, teléfono y transporte a precios incubribles y otra parte en absoluto desempleo.
Cuando el pueblo clama al Gobierno Central que desminuya el número exagerado de sus ejecutivos y a la vez les baje los megasalarios, los diputados ¨Padres de la Patria¨ se aumentan su mesada aduciendo que no les ajusta para vivir lo que actualmente ganan y además justifican los gigantescos salarios de sus pares. Con esto del alza sobre los combustibles, hecho supuestamente inmanejable por ser causa de orden mundial y extranjero, los gamonales no encuentran otro paleativo que el reconocimiento de la gravedad de la situación y el pago indiscutible del desajuste a cargo del pueblo.
El Estado se acusa de carecer de medios para controlar o contrarrestar el debacle nacional, y a la par de esta afirmación camarillas de privilegiados viven gozando de un mundo todo color de rosa en medio de bacanales y corrupciones institucionalizadas.
Se debe dejar claro que esta situación no es particularidad de Nicaragua, su marco es repetitivo en todos los países del Tercer Mundo, campo dominado exclusivamente por los todo poderosos del Capitalismo Salvaje, pero también hay que decir que los pueblos oprimidos dentro de estos sistemas inhumanos, en su inimaginable y empobrecida situación, sorteando millones de dificultades de toda especie, sobreviven viendo y sintiendo los efectos de la barbarie en que desenvuelven su existencia, pero no se puede obviar que esta gente piensa, medita y razona definiendo conclusiones sobre la posible solución de su martirio y que por instinto natural de conservación puede producir la respuesta creando derroteros que los lleve a la satisfacción de sus necesidades más sentidas.
Dice Marx que las revoluciones no tienen día, fecha ni hora señalada pero estallan sin anunciarse e irremisiblemente cambian lo mal establecido.
El marco económico en que se navega en la actualidad no es normal, es injusticia manifiesta en todos sus prismas, es crimen lesa humanidad ejecutado sobre población en indefensión total y absoluta, pero, sin lugar a dudas, encontrará el medio propicio para hacerse justicia.
viernes, 17 de octubre de 2008
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