lunes, 9 de marzo de 2009

ETAPA

Estelí, 16 Octubre del 2008


Espiritualmente enteco, árido, transcurro sobre el tiempo y el me abrasa evaporando mis formas amorfas, digo amorfas porque cuando me he querido definir no he podido descifrar mi perfil, se esfuma en cantidades de creaciones en movimientos perennes que evitan constantemente el que pueda captar la efigie.

Me voy exprimiendo poco a poco como esponja bajo los rayos de sol en un brutal medio día en un verano tropical. La humedad me huye, las brisas se me esconden, todo está confabulado a mi extinción. No me aterra en absoluto esa verdad, pues siempre se es para no ser, pero si, me desespera la lentitud de mi retorno al principio, a ese inicio en que nada recomienza, donde el movimiento no se extingue y continúa en direcciones diversas y contrarias reafirmando lo eterno. Yo ya debía estar así.

Eso de saberse estéril aniquilando mis generalidades, puede bien venir de mi interior pero también puede ser efecto de lo exterior, los dos aspectos son aniquilantes y es posible que ellos dos juntos o uno de ellos solo, sea la causa de mi filtración hacia la nada.

La necesidad de desaparecer es una negación absoluta a mi realidad existencial, siento no poder con el peso de mis consecuencias, me rindo ante mis circunstancias, no puedo dar más en las lides del día, mucho menos que de en los embates de las horas futuras; los propósitos no existen para enfrentar los retos, ellos me vencen sin hacerle frente a las luchas, ya mi todo no está para nada, soy sin ser… Realidad.

He aquí mi rigor. Pero si se habla de la verdad, mi verdad ha sido rebelde siempre, he sido guerrero al ataque, ímpetu constante, Rebelde soy. ¡Entonces! ¿Qué es lo que me está sucediendo? A la mierda con todo. Aunque sea a rastras, dejando mi epidermis reptando entre guijarros, avanzaré hacia adelante, con espíritu erguido, retante, sin desfallecer en la contienda, recordando aquel verso de Alma Fuerte: - Que muerda y vocifere vengadora aun rodando por el suelo mi cabeza –

Atribulaciones, interiores o exteriores:

A ustedes les hablo, no importa lo que jodan, no me rendiré nunca.

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