SOBRE EL ALMA Y EL ESPÍRITU

El ser humano viene a la vida como una esponja nueva, sin uso y sin contaminación de ninguna especie, mientras va pasando los días de su vida y va desarrollando sus facultades, también va almacenando en sus órganos receptores todo lo que va captando a su alrededor, primero el olor, el calor y la voz de la que lo arrulla y luego todos los elementos que conforman su particular ambiente, y así va acumulando un sin número de conocimientos, experiencias y objetividades extremadamente particulares, todo ese universo de cosas y elementos que va experimentando a través de sus sistemas sensoriales forman un todo interior que se llama alma. Cada alma humana es muy particular, elementalmente personal, ninguna alma se parece a otra, todas son originalmente auténticas.

Cuando con los elementos que conforman su alma, el ser humano comienza a realizar conclusiones, razonamientos, objeciones y opiniones, cuando todos esos elementos que conforman el alma los mezcla parcial o total en el alambique de su cerebro y extrae quintaesencias con las que va manifestando sus particularidades intrínsecas, va expresando su espíritu, va exponiendo su espiritualidad, e aquí realizadas el alma y el espíritu del ser.

Como todo lo que existe en el orbe del cosmos, sin excepción, es en un 100% energía pura, cuando cada una de estas existencias, incluyendo la del ser humano, por vejez, accidente o cualquier otro motivo llega a su extinción o muerte, todo vuelve al polvo pulverizándose también alma y el espíritu, a excepción de la energía que por su inmortalidad persiste en ese polvo u otra forma, continuando su indetenible y mimética existencia.- Cuando el ser humano es creador, cuando ha expuesto su espíritu mediante una manifestación creativa y ésta por su hondad se perenniza, el espíritu no muere, vive a través de la creación. Generalmente, el ser humano, como tal, es tristemente transitorio e insignificante en el movimiento universal.

Estelí, 17 de abril del 2006