Estelí, Octubre 19 de 1996
Ahora en el período de las missis: Miss Nicaragua, Miss Colombia, Miss Venezuela, Miss México y todas las demás que salen denominadas para representar a sus países en un concurso mundial de belleza organizado por lo gringos, es propio para hacer unas reflexiones sobre las atrocidades que se comenten en el desarrollo de ese evento.
En primer lugar no se entiende por qué en los países latinoamericanos, a las denominadas para participar en estas actividades, se les deja llamar missis, siendo nuestra lengua al Castellano, lo propio en estos casos sería llamarles señorita, dama, Su Excelencia: Señorita Nicaragua, Señorita Colombia, Señorita Venezuela, Señorita México. Es bien que los yankes a su escogida para el caso le denominen Miss Gringa, pues su idioma es el Inglés, pero los países de habla hispana no tememos porque mestizar el nombre con duplicidad de idiomas (Inglés Español) esto, además de barbarismos es de muy mal gusto y escaso patriotismo. Las participantes en estos concursos debieran de protestar y exigir que les califique como señoritas, damas, mujer, excelencias o cualquier otra designación castiza pero nunca como missis.
Después de lo expuesto, vamos a profundizar en otros aspectos que se manifiestan en actos como el aludido. En ellos se pone de manifiesto que ese país que se autollama Estados Unidos de Norteamérica carece de nombre propio, es claro que los nombres que se endilgan son falsos, impropios y nada correctos, veamos como en el desarrollo de estos eventos, los dirigentes de ese pueblo denominado incorrectamente, prepotentes, le nombró
Llamarle a ese espectáculo
Ahora, llamarle
Estos señores, también se hacen llamar Norteamericanos como que si fuesen los únicos en Norteamérica, marginando simplistamente a México, Canadá Y Groenlandia.
Este país - sin nombre - debería llamarse Estados Unidos Gringos, pues como gringos se les conoce en todo el orbe, o ponerle como a ellos se les antoje, pero sin andar ocupando designaciones que no les pertenecen.
Ninguno de los apelativos de los que usan, como tal, es legítimo y, eso de
A los dirigentes de este pueblo sin nombre, no les ha bastado con vivir usurpando todas nuestras riquezas, su voracidad llega a tal grado que, nos quieren quitar hasta el derecho de ser americanos y dejar esa toponimia histórica y gloriosa, exclusivamente para designar el territorio de su país. El colmo es que los latinoamericanos les ayudamos en su proyecto, cuando la agente de América Latina va a las tiendas exige marcas americanas, como que lo hecho en nuestros países no fuera americano e identifican lo americano a lo elaborado por los gringos sin enterarse que el pantalón que llevan puesto hecho por el sastre de su pueblo es auténticamente americano, que el calzado que llevan en los pies y que fue confeccionado por el zapatero de enfrente de su casa es tan americano como cualquier cosa hecha por yankes Los presidentes de la república gringa, en sus discursos suelen hacer tales afirmaciones que sorprende con sus alucinaciones: “América no dejará de hacer la guerra al terrorismo mundial” hablan como si fueran dueños de América o como si su territorio fuera la única América del planeta tierra. Cuando en los estadiun o plazas donde se reúnen millares de su población y cantan
El colmo de su hambre todopoderosa, es que los ha hecho elegirse en gendarmes del planeta, y diciendo ser los único demócratas del mundo, mantienen el mayor despliegue militar sobre la tierra, propiciando la muerte de miles de sus conciudadanos en guerras lejanas de sus fronteras y ajenas en su totalidad a los problemas particulares de su sacrificado pueblo. \
En realidad, su forma de actuar es como locura, vesania por querer ser omnipotentes sobre el globo terráqueo. Hasta en el Base Ball, deporte recién aceptado en las olimpiadas mundiales, tienen una liga interna y, en ella, a través de competencias entre ellos mismos, definen un campeón y lo clasifican como Campeón Mundial.
Da risa. pero la cosa es grave, estamos ante una serie de estampas que retratan el alto grado demencial de una nación inmensamente poderosa en todo sentido, bajo la dirección de un grupo de hombres terriblemente ambiciosos y esquizofrénicos.
Ojalá, este artículo, sea leído por algún periodista del país que nos ocupa y considere bien traducirlo a su dialecto oficial para ser publicado en los diarios de ese conglomerado humano sin patronímico. Así, ese pueblo, hasta la fecha, no correctamente designado, se enterará como sus máximos dirigentes, con sus raterías y desquiciadas aptitudes, de toda índole, los proyectan ante los ojos del mundo como indignos e ignorantes.
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