Estelí, 31 de Marzo del 2005.-
Fui vendedor de camiones, buses y carros durante mucho años de mi vida, en esto aprendí un universo de aspectos económicos sobre los que se desenvuelve la economía de los transportistas, y sumando varios datos que me suministró un buen amigo, persona que ha vivido con buen éxito en el mundo del comercio de vehículos motorizados, de propuse hacer, sobre el transporte urbano, algunas consideraciones.
Analizar el problema general del transporte colectivo del país dentro de su meollo, sin especulaciones ni malabarismo, repasando todos sus aspectos sin subjetivimos, no dará un mejor visión del asunto.- El hacer un ejercicio, un juego simple de consideraciones sobre las particularidades de los móviles motorizados de traslados populares. nos será saludable a nuestras mentes.-
El Servicio de Transporte Colectivo de Nicaragua, por razones socioeconómicas y políticas no tiene solución inmediata. Estamos gobernados por un sistema llamado de «libre empresa» sin empresas ni libertad.- Se dictan leyes de «emergencia económica» que mantienen al pueblo en alerta y zozobra y, así lo seguirán conservando indefinidamente mientras insistan en seguir con las actuales estructuras socioeconómicas.- Hay que aclarar que las cooperativas de transporte en Nicaragua no están integradas por obreros del volante, sus socios son grandes empresarios que además de explotación de hacen del usuario de sus rutas se lucran de la fuerza de trabajo de los verdadero conductores del timón y sus ayudantes
Razonando sobre el asunto, nacen las siguientes interrogaciones:
¿Tiene lógica que la necesidad de transporte colectivo sea satisfecho respetando el afán de lucro de los empresarios?
¿Si no produce utilidades, no debe existir transporte colectivo?
Teniendo intereses contrarios los usuarios de los buses con los propietarios de éstos... ¿Es justo que las comodidades de los primeros sean sacrificadas por las utilidades de los segundos?
El negocio del transporte colectivo, a costa del sacrificio de sus usuarios, produce invariablemente muy buenas utilidades a sus dueños; esto se comprende con facilidad si se observa que, pase lo que pase, esos negocios siguen prestando servicio continuamente sin que nada les perturbe.- Las casas distribuidoras nunca embargan a estas empresas, ellas siempre están al día, no conocen malas situaciones.
Sería iluso pensar que los reclamos y huelgas que organizan los propietarios de rutas exigiendo subir pasajes, subsidios, exoneraciones de impuestos en llantas y repuestos y miles de privilegios, sean para mejorar la atención al usuario, reflejo del amor que sienten los propietarios por los demandantes del servicio de sus unidades de transporte.-
Recordemos: Cuando el negocio de camiones y camionetas anda mal, sus propietarios se ven en la ruina y las casas financieras que les facilitaron la adquisición de las unidades les embargan; esto nunca ha sucedido en el caso de los buses de transporte colectivo; cuando por algún motivo les aprieta el zapato, van a huelgas demandando del gobierno central miles de prebendas, subsidios, alzas de tarifas y exoneraciones; ellos siempre están a flote y listos a practicar montoneras a favor de sus intereses particulares.
No se puede aceptar un sistema económico que ofrece los servicios sociales de una nación a base de demanda, oferta y precio, poniendo a la orden de los empresarios un colchón de privilegios para bien explotar un sector, operaciones que producen cerros de utilidades que salen del lomo del pueblo trabajador en indefensión total.
Para el transporte, el agua, la luz, el teléfono, la salud, la educación, la alimentación y otros rubros de primera necesidad, el Gobierno Nacional pronto tendrán que buscar otro patrón que no sea el de las simples utilidades económicas para sus ofertantes, a muy corto plazo el pueblo pedirá cuentas y medirá muchas costillas.
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