Desde el inicio de las narraciones escritas sobre la historia del mundo, a excepción de algunas crónicas ocultas, todo lo que se ha dicho sobre los aconteceres que nos preceden están narrados a favor de intereses particulares o de Estados.
En América, los imperios no sólo han saqueado las riquezas materiales, si no que han exprimido los espíritus continentales de todos sus valores ancestrales y a través de difusión comprada, los han llenado de oscurantismo y mentiras de todo índole para evitar rebeldías y levantamientos contra sus oprobios establecidos. La historia de América está en millares de volúmenes donde han archivado toda clase de falsedades. Lo que los ciudadanos americanos aprenden a través de lecturas en revistas, libros, periódicos o estudios formales en escuelas, institutos y universidades, son teorías acomodadas adrede en pro de los intereses de los poderosos del pasado y del momento.
En la actualidad están apareciendo escritos que expresan rechazos a las mal llamadas independencias de nuestros pueblos autóctonos, también se está conociendo como oprobio el tan celebrado Día de la Raza, al que le han venido denominando con otros adjetivos pero siempre tratando de no herir la susceptibilidad de los que se han beneficiado con esas aberraciones.
La lista de los supuestos próceres, héroes, libertadores y patriotas que nos han hecho honrar y venerar, presentándolos como gigantes luchadores a favor de los intereses de los pueblos desposeídos, no son más que hombres líderes de su clase, utilizados para encabezar luchas a favor de los poderosos en turno; los intereses del pueblo marginado nunca ha estado en la mente de estos ínclitos señores... La población desposeída, la mano de obra de estas tierras, la verdadera fuerza de trabajo, los auténticos productores de riquezas, sólo han sido tomados en cuenta como carne de cañón, como material humano desechable, útil sólo para formar los ejércitos que utilizan en contiendas que les proporcionan victorias y les otorgan el poder para seguir ensanchado sus arcas, irónicamente, a base de la expolición sobre aquellos que con sus sacrificios les brindaron esa potestad.
José de San Martín, Sucre, Bolívar, el Cura Hidalgo, Santander, O Higgin, del Valle, Larreynaga, Gainza y todas esa pléyades de grandes Padres de las Patrias americanas, super hombres forjadores de naciones, no son más que constructores de las fatídicas Patrias de Criollos, donde el nativo y el mestizo han sido menos que parias... Repúblicas de Criollos que sólo han servido para despedazar la Patria Grande Latinoamericana, haciendo de ella un tablero donde a cada gamonal le ha tocado su cuadrito de territorio y de pueblo para ser explotado a su antojo. Los criollos de la independencia se tornaron verdaderos poseedores de riquezas y han venido heredando a su descendencia, la que ahora, sin ser criolla, son los grandes manejadores de grandes capitales que protegen con gobiernos que mandan a favor de sus grandes intereses.
Rodríguez de Francia, Benito Juárez, Francisco Villa, Emiliano Zapata, Tomás Ruiz, José Martí, Augusto C. Sandino, Ernesto Guevara, Arbens, OmarTorrijos y unos pocos más, es la lista de otros hombres que si lucharon por los verdaderos desposeídos de América Latina, soñaron con nuestra Patria Grande y empeñaron sus vidas por las causas del verdadero pueblo americano; ellos si son nuestros héroes, a ellos debemos recordar y emular. La historia de estos hombres también ha sido distorsionada para ocultar su verdadero patriotismo, su heroicidad sin límites, su humildad, su entrega a la lucha real en beneficio de los abandonados de la tierra.
Nuestra historia debe rescribirse pragmáticamente comenzando por rendirle honores a hechos y hombres que en realidad lo merezcan. En América Latina, en este momento, se tiene en el poder a dirigentes populares de gran valía: Fidel, Evo, Bachelet, Kirchner, Correa, Torrijos, Chávez, Lula y Daniel, líderes que llegaron al poder por sufragio popular, usando en sus campañas consignas de gran contenido social
Es hora que los pueblos se organicen, que hagan surgir fuertes de ideas en acción, los comités de defensa populares en todos los rincones de nuestras patrias, y ya debidamente conformados, con verdadera disciplina y sed de triunfo, se lancen a la lucha en pro de los gobiernos que los representan. El pueblo debe saber defender al gobierno que se afana en proteger su patrimonio, debe reconocerse quien lucha por ellos y quien quiere engañarlos para continuar viviendo del flagelo de la expoliación.
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